Microrrelato

La ventana

Una taza de té vacía sobre la mesa. Una réplica de Van Gogh sobre la pared. Un relicario en el aparador. Un gran reloj de péndulo monocorde. La colección de cuentos y fábulas de Esopo en la biblioteca. Un televisor encendido que cortaba la mudez del cuarto húmedo. Un rayo de sol que entraba por el tragaluz, desplegando su abanico difuso hacia la figura del Cristo Redentor que pendía por sobre la cabecera del lecho revuelto. En el sillón de terciopelo amarillo, pasaba sus horas la joven Dafne.

Duendes multicolores y minúsculos entraban subrepticiamente al aposento, bailando desordenados en el prisma de luz que iluminaba, esta vez,  su sillón amarillo. Tiritando de frío y sonriendo, Dafne les extendía su mano.

La madre, con puño cerrado sostenía una cuchara y  un frasco meloso destapado. Con mirada atenta, la abnegación y la espera.

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